Dominico, nació en Córdoba  en 1482, realizó estudios en la universidad de Salamanca, entrando en contacto con los dominicos del convento de San Esteban, decidió hacerse fraile, tomando el habito en 1501. En 1506 fue ordenado diácono y en 1508 recibió el orden sacerdotal. Permaneció en el Convento de San Esteban hasta 1509 para luego ser asignado al Real convento de Santo Tomás de Ávila, donde se ocupó en el ministerio de la predicación.

En julio o agosto de 1510 embarcó en Sanlúcar de Barrameda rumbo a Santo Domingo junto con otros tres frailes dominicos, Fray Antonio de Montesinos, Fray Bernardo de Santo Domingo y Fray Domingo de Villa-mayor, creando la primera comunidad y convento de esa orden en América. En Puerto Rico quedó Fray Antonio Montesino Fray Pedro de Córdoba, junto con sus compañeros, se dedicó a la evangelización y educación de los indígenas llegando a publicar un catecismo dedicado a la enseñanza de la doctrina de Cristo a los indígenas. El catecismo, publicado en 1544 en Méjico por el obispo de Nueva España Fray Juan de Zumárraga, se titulaba Doctrina cristiana para instrucción e información de los Indios por manera de historia.

Tras un sermón en la Española de Fray Antonio de Montesinos, los colonos denunciaron a los frailes, por lo que Fray Pedro de Córdoba se vio obligado a volver a España a responder de dichas acusaciones, que desde La Española le llegaron al Rey. Realizó la labor misionera en los territorios de La Española y Venezuela e intentó, junto con Montesinos, realizar una evangelización pacífica. La defensa de los indios, que realizó junto con Fray Bartolomé de las Casas, le proporcionó una gran reputación de sacerdote modelo. Fue altamente respetado por el clero, los laicos y los indígenas. Murió en Santo Domingo el 4 de mayo de 1521.